Vivo en shunyata, en el vacío.
A veces salgo de él metiéndome
en un remolino de cosas y actividades que siento son mi vida... y
luego regreso y me asusto de estar suspendida en la nada, de no ser
nada y de tener tantas posibilidades ahí... como me asusto, madre
mía!
Entonces, dentro de esa sensación
de desorientación, de estar perdida, de no saber que hacer con mi
vida... me doy cuenta de que ésto es libertad... y que para ser
libre he de aprender a convivir con esta sensación sin que me
maree... simplemente viviendo esta quietud, esta parada... es lo
único que hay y no importa, es enorme y no importa...
Al superar ese tremendo vértigo
de haber perdido las riendas del futuro... aparece la paz, la paz de
este instante único e irrepetible.